“Descubriendo Pequeños Científicos”, un proyecto que impulsa vocaciones en niños y niñas de comunidades marginadas
- Participan estudiantes y es coordinado por docentes de la
Facultad de Ciencias Físico Matemáticas, en colaboración con el Conafe.
La ciencia está en todos lados: en las formas geométricas
del salón, en el terreno donde se siembra, en las burbujas de jabón, en la
preparación de los alimentos, en los astros y más. Es parte de la vida
cotidiana y así lo comprenden niños y niñas que observan los experimentos que
jóvenes universitarios llevan a sus comunidades a través del proyecto
“Descubriendo Pequeños Científicos” (DPC), coordinado por Patricia Mendoza
Méndez y Honorina Ruiz Estrada, académicas de la Facultad de Ciencias Físico
Matemáticas de la BUAP.
Implementado desde 2021, en coordinación con el Consejo
Nacional de Fomento Educativo (Conafe), delegación Puebla, su objetivo es
brindar aprendizajes significativos y promover el conocimiento que garantice a
los pobladores de comunidades de alta y muy alta marginación del estado de
Puebla una educación inclusiva, equitativa y de calidad.
“Además de la divulgación de la ciencia, DPC también fomenta
en los estudiantes la vocación de servicio, al ofrecer a comunidades rurales y
grupos vulnerables un acercamiento al conocimiento científico para comprender
el mundo que los rodea e identificar potenciales talentos que sean promotores
de cambio en su comunidad”, indica la doctora Patricia Mendoza.
A este proyecto se suman alumnos de las carreras en
Electrónica, Química, Biotecnología y Diseño Gráfico. Al unirse diferentes
perfiles académicos se enriquecen los contenidos, porque son los jóvenes
quienes proponen los temas y las actividades desde un ejercicio creativo.
De igual forma, señala que sus intervenciones no sólo se
limitan a la divulgación científica, ya que también desarrollan investigación
educativa, un aspecto que coordina la doctora Honorina Ruiz Estrada. Estos
talleres han sido apoyados por la Incubadora BUAP, para darles mayor
estructura, mediante asesorías, con el acompañamiento de las citadas doctoras,
además de Olivia Hernández Cruz, de la Facultad de Ciencias Químicas, quien
también colabora.
“La población objetivo es aquella a la que brinda servicios
el Conafe, así que participamos con niños de preescolar, primaria y secundaria
comunitaria, hablantes de español, pero también de lengua náhuatl. Hemos
visitado la Ranchería Pala, ubicada en Coxcatlán, Tehuacán, y zonas más
cercanas a Puebla, como Santa Cruz El Calvario, y Amozoc, entre otras”.
La doctora Patricia Mendoza explica que la participación de
estudiantes se abre a través de una convocatoria, la cual reúne a cerca de 20
jóvenes al año, quienes realizan cuatro eventos: dos en primavera y dos en
otoño. Las actividades se estructuran a través de las propuestas de los
universitarios y se incorporan temas de Física relacionados con los contenidos
de aprendizaje autónomo del Conafe, para que se conviertan en un complemento.
Derivado de lo anterior, presentaron cinco trabajos en el Congreso Nacional de
Física en 2023.
Por su parte, la doctora Honorina Ruiz, docente de la
Maestría en Educación Matemática, comenta que ya se han titulado dos
estudiantes de posgrado con tesis sustentadas en estas experiencias.
“Se implementaron simulaciones relacionadas con actividades
específicas de campo, es decir, la investigación que se realiza nace en el
lugar. Por ejemplo, la geometría, ésta es importante porque los niños y niñas
la ven en todos lados. La propuesta que llevamos en educación matemática radica
en su enfoque, lo que buscamos dilucidar es si los niños de preescolar
manifestaban pensamiento algebraico, que tradicionalmente se introduce hasta
secundaria, pero hay indicios, incluso en la literatura científica, que este
tipo de pensamiento se da constantemente; en la tesis se analizó cómo se
manifestaba en niños de preescolar”.
La experiencia de aprender enseñando
Flor Galeana Juárez, alumna de la Licenciatura en Física
Aplicada participa desde 2023 en este programa y refiere: “Desde niña tuve
contacto con distintas comunidades, porque mi madre trabajaba en Inegi y
viajábamos constantemente, por eso estoy acostumbrada a convivir con la gente
de los pueblos. De los talleres me interesa la forma en cómo se abordan los
temas, buscar herramientas para que todas las personas que participan, de
diferentes edades e intereses, puedan centrar su atención en lo que estás
hablando. Es un reto porque tienes que adecuar los conocimientos a su contexto.
Creo que lo que más valoro es que enseñas a los demás, pero también aprendes
mucho”.
El taller que imparte Flor Galeana es sobre bacterias y
transmite a las niñas y niños, así como a sus papás, la importancia de la
higiene, mediante experimentos en los que muestra cómo se reproducen las
bacterias, porqué huelen mal y qué pasa con la comida que se guarda mucho
tiempo.
Judith Sánchez Tepal es otra estudiante de Física Aplicada,
a ella le atrajeron las actividades de estratega y organización, pero cuando
impartió un taller sus expectativas cambiaron: “la primera vez que asistí a la
comunidad fue de las mejores experiencias que he tenido, les hablé del sonido.
Desde entonces tengo el interés de trabajar con las comunidades, pero también
me gusta colaborar con compañeros de otras áreas como Electrónica, Química o
Diseño Gráfico, porque todos aportan para enriquecer los talleres”.
Cómo se mueven las cargas eléctricas, las bacterias, la luz
y el sonido, construyendo las constelaciones y haz tu propia nebulosa, son
algunos de los temas que se imparten. Además, en programas como Del aula al
universo se instalan telescopios, lo que refuerza el aprendizaje porque la gente
de esas comunidades hace uso de esos instrumentos: “hemos tenido experiencias
de señoras que no salen del asombro al observar cómo es la luna, lo mismo que
los niños”, asegura la doctora Patricia Mendoza.
A esta iniciativa se han incorporado otros docentes, como
los doctores Areli Montes Pérez y Juan Nieto Frausto, de la Facultad de
Ciencias Físico Matemáticas; además de Carmen del Pilar Suárez Rodríguez, de la
Universidad Autónoma de San Luis Potosí, quien es un referente del enfoque
STEM. Asimismo, mantienen colaboraciones con el doctor Marcelo Caplan del
Departamento de Ciencias y Matemáticas de Columbia College Chicago, con quien
se organizó un taller para que los niños y las niñas aprendan conceptos de
electromagnetismo en celdas solares.
El esfuerzo tiene que continuar
En el marco del Día de la Mujer y la Niña en la Ciencia,
cabe destacar que de acuerdo con el Instituto Mexicano para la Competitividad
(IMCO), en 2022, en México se registraron 494 mil 753 mujeres en programas
educativos relacionados con la ciencia y tecnología a nivel nacional. Entre el
2012 y el 2021 la cifra de mujeres que estudiaron alguna carrera en este ámbito
(STEM) creció 42 por ciento. No obstante, aún son minoría dentro de estas
áreas.
En nuestro país, sólo tres de cada 10 profesionistas
eligieron carreras relacionadas con ciencia, tecnología, Ingeniería y
Matemáticas (STEM). Esta brecha inicia en la infancia y permanece hasta que
participan en el mercado laboral.
Las carreras STEM se asocian con habilidades relacionadas con la solución de problemas complejos, pensamiento analítico y crítico, y capacidad de aprendizaje. Además, los egresados de carreras STEM están mejor pagados que los de otras áreas. Sin embargo, aunque las niñas de primaria presentan mejores resultados que los niños en las pruebas del Plan Nacional para la Evaluación de los Aprendizajes (PLANEA) de Matemáticas, esta situación se revierte en secundaria y se profundiza al finalizar el bachillerato. Por ello, la trascendencia de continuar el trabajo en esta materia, mediante proyectos como Descubriendo Pequeños Científicos.
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