Anécdotas en la caída de Antonio Nava Castillo
SIN LÍMITES
Anécdotas en
la caída de Antonio Nava Castillo
El 30 de
octubre se cumplieron 60 años; presentaron un documental del Movimiento.
Por Raúl
Torres Salmerón
El pasado 30
de octubre se cumplieron 60 años de la caída del General Antonio Nava Castillo
como Gobernador de Puebla y con ese motivo la Comisión de la Verdad y la
Justicia para los Próceres Universitarios presentó un documental para
conmemorar ese hecho histórico.
En el Salón
de Proyecciones del Edificio Carolino de la BUAP se exhibió el documental El
Movimiento Estudiantil Popular de 1964 y la Caída de Nava Castillo. La cinta
fue presentada como el primer documental de rescate de la memoria Histórica Universitaria.
Estuvieron
presentes integrantes del Directorio Estudiantil de aquella época encabezados
por el Ingeniero Raúl Carpinteyro, quien compartió algunas vivencias y
anécdotas de hace 60 años.
Carpinteyro
comentó con detalle como inició el conflicto. Él y otros universitarios
formaban parte de un equipo de béisbol de la UAP en la Liga Inter Obrera donde
había un equipo conformado por chipileños, como se sabe e incluso hasta la
fecha los descendientes de los italianos asentados en Chipilo en una gran mayoría
se dedicaban a la venta de leche bronca.
Fue la
pasteurización del lácteo el que detonó el movimiento estudiantil. Carpinteyro
informó que se vendía la leche de Chipilo a 1.30 pesos el litro en el establo y
un peso más a domicilio. Unos empresarios convencieron al Gobierno de instalar
plantas pasteurizadoras en Puebla Capital y otros municipios y la querían
comprar a 1.20 pesos el litro.
Los
chipileños pidieron ayuda a los estudiantes quienes se organizaron para
defenderlos. El resto es historia. Cabe señalar que las manifestaciones se
organizaban con la participación de muchos sectores y existía una comisión de
orden.
Con
información del archivo Sicla de Luis Ortega Morales; análisis hechos por los
columnistas Gabriel Sánchez Andraca (qepd)y Mauro González Rivera (qepd); los
escritores Humberto Sotelo y Rodrigo Rosales Escalona, así como el libro La
Lucha Universitaria en Puebla 1923-1965, del entonces Rector Manuel Lara y
Parra, veremos personajes y anécdotas del conflicto.
Los
principales funcionarios del Gobierno del Estado, fueron Alfonso Hernández
Ramírez, quien era Secretario General de Gobierno y fue Presidente de la
Sociedad de Alumnos del Colegio del Estado, quien se limitó a los asuntos
legales estatales; el Contralor General de Estado, Coronel Luis Sánchez
Domínguez; el Comandante de Bomberos, Fausto Rojas Gutiérrez; el Director de
Tránsito, Mayor Pedro Zaldívar León; el
Subjefe de la Policía Preventiva, Mayor PA Ramón Caracas; el Médico Militar
José Álvarez Gutiérrez, Director de Servicios Coordinados de Salud y militares
como el Coronel Francisco González Márquez; el Teniente Coronel Javier Sosa de
la Cuadra, el Mayor Pardo, los capitanes Llerenas Kalil y Francisco Salas
Hernández y otros más quienes provocaron la crisis y la consecuente caída del
General.
Mención
especial merece el General Gilberto Lepe Ruiz, Inspector General de Policía y
principal represor del Gobierno. En aquellos tiempos en Puebla se decía que era
el padre de la actriz Ana Bertha Lepe, la Miss México y cuarto lugar Miss
Universo, pero no era así. Papá Lepe, como se le conocía tenía el grado de
Capitán del ejército cuando en 1962 mató al novio de su hija, Agustín de Anda y
fue encarcelado.
El General
Ramón Rodríguez Familiar, Jefe de Operaciones de la XXV Zona Militar, se negó a
arremeter contra los estudiantes y dijo que solo recibía órdenes de la SEDENA.
Participaron
en apoyo al Gobernador a través de las cámaras de la Industria Maderera,
Comercio en Pequeño, Agrícola y Ganadera, Propietarios en Puebla, Industria de
Transformación, Lavanderías de Puebla, Comisión de Turismo, Centro Patronal,
Junta de Mejoramiento Moral del Municipio de Puebla, Federación Estatal de
Padres de Familia, Liga de Comunidades Agrarias, Asociación de Hoteles y
Restaurantes, diputados locales, magistrados del Tribunal Superior de Justicia,
217 presidentes municipales.
UN GENERAL
REPRESOR
A su llegada
el mandatario Nava Castillo mostró siempre su carácter represor. Esta anécdota
lo pinta de cuerpo entero. En febrero de 1964 fue invitado por la Universidad
Autónoma de Puebla, gobernada entonces por una Junta Administrativa, a
inaugurar los cursos del año escolar.
La ceremonia
se efectuó en el salón Barroco lleno de estudiantes. A medio acto, llegaron
grupos de estudiantes fuas, de extrema derecha y los izquierdistas, llamados
comunistas, les cerraron el paso y se armó un pleito entre los dos grupos
dentro del salón Barroco.
El Gobernador
Nava Castillo, hecho una furia, salió junto con sus acompañantes y con las
autoridades universitarias por la Sala de Banderas, que tiene una puerta
lateral y todos se dirigieron a las oficinas de la Rectoría.
Había un
absoluto silencio, mientras en la calle se escuchaban gritos, insultos y
golpes. El Gobernador le dijo a un grupo de estudiantes: Sepan ustedes que yo vine
invitado por la Universidad a inaugurar los cursos y no a meterme en sus
asuntos. En la calle, en la calle es donde voy a hacer sentir mi autoridad.
¿Hasta
cuándo? preguntó un estudiante y el General le lanzó una mirada que a todos
dejó mudos.
Sin decir
más, el Gobernador se levantó y tomó su sombrero de fieltro y buscó la salida.
Sus ayudantes lo encaminaron y con el Licenciado Amado Camarillo Sánchez,
Presidente de la Junta Administrativa, salió de la rectoría.
EL TEXTO DE
LA RENUNCIA
El 30 de
octubre de 1964, a las 8 y media de la noche, en sesión extraordinaria, el
Congreso del Estado aprobó la licencia como Gobernador Constitucional del
Estado de Puebla, por seis meses, del General Antonio Nava Castillo.
Su renuncia
decía: “Ante los acontecimientos violentos que han venido desarrollándose en
esta capital, provocados por agitadores conocidos, sin que mi Gobierno haya
dado motivo para ello; deseando que el pueblo de mi Estado no sufra más en
carne propia y se aproveche la situación para derramar sangre inocente…
esperando que ello sirva para calmar la intranquilidad artificial provocada en
la entidad”.
La solicitud
de licencia del General Nava fue recibida por el líder del Congreso del Estado,
José Octavio Ferrer Guzmán, quien hizo de emisario ante el ingeniero Aarón
Merino Fernández, para hacerle saber de la hora de su protesta y el lugar de su
nueva responsabilidad.
Estaba
hospedado en el Hotel Spa Agua Azul, anexo al popular balneario, propiedad del
Ingeniero Miguel Díaz Barriga, a quien poco después lo nombró director de
Turismo.
EL MOMENTO DE
LA RENUNCIA
El 30 de
octubre, a las 6 y media de la tarde, la comisión de “notables” que se
entrevistó con Echeverría se reunió en las oficinas del Presidente del PRI con
los representantes de los tres sectores para definir la posición del sector
obrero. Entonces, el Diputado Ferrer recibió un llamado del Lic. Urbano Deloya,
comunicándole que el Gobernador Nava Castillo le pedía que pasara a su casa.
Al arribar el
Diputado Ferrer al domicilio del mandatario, el General Nava Castillo se
encontraba de pie en la biblioteca, rodeado de un numeroso grupo de
funcionarios y amigos de la Iniciativa Privada. Estaban esperando la llegada
del Coordinador del Congreso, a quien después de saludarlo cordial y
serenamente le entregó su solicitud de licencia para separarse del cargo,
diciéndole con voz firme y solemne:
“Compañero
Ferrer, aquí está mi solicitud de licencia porque no quiero que corra sangre en
Puebla”. Sin esperar más lo tomó del brazo y juntos
bajaron a la cochera hacia su carro, que estaba listo para partir al Distrito
Federal. En ese trayecto y en forma discreta, cambiaron impresiones sobre las
circunstancias y sugerencias en las que se debería llevar a cabo la sesión del
Congreso para designar Gobernador Interino.
El Diputado
Ferrer no tuvo oportunidad de hacer comentario alguno con las personas que
quedaban en la biblioteca. Salió rápidamente para las oficinas del Congreso del
Estado para convocar para esa misma noche a los integrantes.
Después se
realizó la sesión del Congreso, la lectura de la solicitud de licencia, la
designación del Ingeniero Merino Fernández como Gobernador Interino; la
designación de la Comisión que iría por él al hotel Spa Agua Azul, la protesta
del nuevo gobernante ante el Congreso; el recorrido nocturno en medio de una
multitud de personas de todas las clases sociales que llenaban el zócalo y
calles adyacentes desde el Palacio Legislativo al de Gobierno, entonces ubicado
en lo que hoy es el edificio de Protocolos, el discurso del Ingeniero Merino y
el retiro de la gente en forma ordenada después de un día realmente agitado. Al
día siguiente se iniciaron los cambios de funcionarios y dio principio una
nueva etapa en la vida de Puebla.
Fueron épocas
aciagas aquellas en Puebla en las que en un lapso de 12 años (1963-1975),
Puebla tuvo seis gobernadores (Antonio Nava Castillo, Aarón Merino Fernández,
Rafael Moreno Valle, Mario Mellado García, Gonzalo Bautista O’Farril y
Guillermo Morales Blumenkron), hasta en tanto vino a cancelar odios y rencores
para poder terminar bien su mandato constitucional el doctor Alfredo Toqui
Fernández de Lara (1975-1981).
En fin, como
escribió el entonces estudiante de Medicina Marco Tulio Orduña, en homenaje a
los universitarios del Movimiento de 1964:
Sean por
ello, mis versos su homenaje,
héroes caídos
en la lucha aquella,
que ya en el
cielo renacerá una estrella
por cada
corazón de tal linaje.
Y que sean
para aquellos, victoria
que recoja
para siempre la historia
con el oro
del sol entre mil flores.
raultorress@hotmail.com
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