Menos Marines, menos Salgados: hacia una política sin agresores
El proceso electoral mexicano del 6 de junio supondrá una lucha por la paridad en doble vía: la pugna por la representatividad femenina y la censura de actores políticos violentadores.
Con la
intención de mantener el sigilo a nivel mediático, Lydia Cacho fue detenida el
16 de diciembre de 2005, previo a las fiestas decembrinas. Por órdenes del
entonces gobernador poblano, Mario Marín Torres, fue trasladada desde Cancún
hasta Puebla bajo condiciones inhumanas. Su detención fue debido a la
develación de una red de pederastia a través de su libro, Los demonios del
Edén.
El 14 de
febrero de 2006, el diario La Jornada relató a detalle el altercado, en el que
se mecanografió un compilado de audios donde el empresario Kamel Nacif solicitó
el arresto por su mención en dicha obra. Las crónicas de la época destacan la
relación entre el poder político y la iniciativa privada.
A unas
cuantas horas de la resolución del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la
Federación en torno al caso de Félix Salgado Macedonio, la IBERO Puebla celebró
el foro De Mario Marín a Félix Salgado: el patriarcado en la política, para
comprender las implicaciones políticas de la violencia contra las mujeres de
cara a las elecciones de junio.
La política
es un sistema patriarcal por antonomasia. En los últimos años, las mujeres han
reclamado los espacios a través del despojo de privilegios históricamente
asignados a los varones, no solo en la ocupación de puestos públicos, sino en
el ejercicio libre de la participación ciudadana.
Ixchel
Cisneros, directora de El Día Después, reconoció su emoción al ver a
generaciones de mujeres jóvenes que han tomado la estafeta en las luchas
históricas para reclamar los espacios público y político. “El que nos hayan
negado tantas cosas ha hecho que nosotras nos juntemos para pertenecer a estos
espacios. Es ahí donde el movimiento feminista tiene su mayor fortaleza”.
Si bien han
existido impulsos en las normativas que buscan garantizar los derechos
políticos de las mujeres, la realidad al interior de los partidos es otra:
tanto en la izquierda como en la derecha prevalece la fórmula de la mujer en el
rol secundario. Lo mismo puede apreciarse en la delegación de puestos: ellas
ocupan las comisiones relacionadas con el cuidado, mientras que ellos mantienen
los puestos de toma de decisiones.
Como explicó
la abogada feminista Estefanía Veloz, “parte de la violencia política que no se
puede sancionar con los reglamentos tiene que ver con que, cuando saben que las
mujeres tienen que participar, empieza la violencia”. Reclamó que las
izquierdas actuales también ejercen estrategias patriarcales de sometimiento para
que las mujeres no supongan liderazgos independientes.
A través de
un recorrido hemerográfico, Ana Lidya Flores, directora de Comunicación
Institucional de la IBERO Puebla, retomó las vivencias de Cacho al ser
trasladada al reclusorio, donde tuvo que fingir un ataque de tos para evitar
ser violada por los custodios. Fueron las enfermeras quienes la reconocieron
por los noticieros televisivos y la rescataron del posible altercado.
Casi 16 años
después, el 4 de febrero de 2020, Marín fue detenido en Acapulco por los actos
de tortura contra la periodista. Para Flores, “el caso es un emblema de cómo el
patriarcado en el sistema político y sus satélites puede hacer lo que se les
antoje con la vida de las mujeres”.
La situación
contemporánea no es muy distinta a los tiempos del Gober Precioso. La Cuarta
Transformación ha demostrado su displicencia hacia las demandas de las mujeres,
donde las colectivas son señaladas como adversarias del discurso oficialista.
Cisneros recordó que las protestas confrontativas tienen su origen en la
defensa de los derechos de todas las víctimas reales y potenciales.
“Siempre que me dicen ‘¿por qué se manifiestan así?’ respondo que todo eso ya lo hicimos, pero no hemos obtenido respuesta”: Ixchel Cisneros.
Por ello,
llamó al auditorio a realizar ejercicios de empatía para comprender qué lleva a
una mujer a intervenir el espacio y el inmobiliario público. A las
manifestaciones de este calibre, recordó, se les deben múltiples cambios
sociales relacionados con el equilibrio en los privilegios.
En su tiempo,
el abordaje del siniestro sufrido por Lydia Cacho se concentraba en situaciones
que espectacularizan la violencia de género, como su vida privada y
preferencias sexuales. Casos actuales como los de David Monreal y Saúl Huerta
demuestran que dichas prácticas, relacionadas con la infantilización de las
mujeres y la exhibición de los cuerpos, perduran y se amplifican con la
comunicación digital.
Para los
comicios de este año, organizaciones autónomas han podido identificar hasta 76
candidatos con antecedentes de violencia. Veloz reiteró la necesidad de hacer
visible cada caso de agresión por parte de actores políticos para enviar el
mensaje de resistencia y tolerancia cero, pues fue el aparato patriarcal el
permitió que Mario Marín permaneciera impune por tres lustros.
Tal como hizo
el zapatismo ─y refrendarán las zapatistas en su próxima expedición marítima─,
las mujeres han construido una valla sorora frente a las violencias. Ana Lidya
Flores celebró que las movilizaciones femeninas se han sumado de manera masiva
a una tradición de lucha. “Sigamos con esta lógica de crear un mundo donde
quepan muchos mundos”.
Las panelistas recordaron que los feminismos han recuperado la praxis política colectiva a través de las sensibilidades y las expresiones artísticas. Concluyeron también que corresponde a todas las personas educar, reflexionar y actuar desde la paridad y la congruencia, donde el poder político no sea un mecanismo para coartar las libertades y derechos de las mujeres.
No hay comentarios.