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El sexo y el alcohol, ¿amigos o enemigos íntimos?


La del sexo y el alcohol es una relación trágica pero ineludible. Beber es utilizado ampliamente como lubricante social, como un facilitador en la tarea de buscar pareja sexual. Pero llegados al tema, ¿cómo de bien sientan esas copas en la cama?

Desinhibe pero no excita

En contra de la idea general, las copas no te excitan, lo que sí hacen es anular las respuestas negativas que podrían darse en estado de sobriedad. El divulgador científico y autor de S=EX²: La Ciencia del Sexo, Pere Estupinyà, propone que nos imaginemos el cerebro en dos partes diferenciadas, “una más primitiva, en el sistema límbico, responsable de lanzar mensajes instintivos (¡come!, ¡lucha!, ¡aparéate!) y otra más sofisticada, justo encima de tu frente, ejerciendo juicios más racionales (si comes vas a engordar, los problemas se solucionan dialogando, no debería acostarme con alguien del trabajo…)”. Un estudio publicado en la revista Psychopharmacology concluyó que el alcohol facilita la visualización de imágenes sexuales, en consonancia con la desinhibición, pero en realidad, aunque aumenta la receptividad y los participantes sentían más empatía y comprensión por el prójimo, definitivamente no incrementa la excitación sexual.

Percepción de los demás

Se habla mucho sobre la falsa percepción de la belleza cuando se ha bebido alcohol, pero lo que sí ha probado la ciencia es que, bajo sus efectos, vemos más felices a los demás y somos más propensos a estar con otras personas en situaciones emocionales positivas. El trabajo anterior demostró que el consumo de cerveza afecta a la forma en que se ven las emociones específicas y permite ver caras felices más rápido.

Funcionalidad

Si hay un efecto secundario del alcohol en la cama son los gatillazos y la dificultad para alcanzar un orgasmo. Estupinyà explica: “El alcohol afecta al sistema cardiovascular, y si te pasas mucho, impide que tu cuerpo bombee sangre con fuerza a los genitales”. Y esto puede pasar tanto en hombres como en mujeres. “Un detalle fisiológico: Para llegar al orgasmo hace falta activar el sistema nervioso simpático; un mecanismo que pone al cuerpo en alerta de manera inmediata ante una amenaza. Con exceso de alcohol cuesta muchísimo activar este sistema nervioso simpático. Es por eso que no das el volantazo si estás conduciendo, o que teniendo sexo te puede costar horrores llegar al orgasmo”.

Lubricación

Otro inconveniente en la sequedad vaginal, que puede provocar incomodidad, e incluso fisuras e infecciones. "El alcohol deshidrata, así que al estar ebria puede que la lubricación se complique. Este problema es más común en personas premenopáusicas o menopáusicas, que ya experimentan sequedad vaginal debido a cambios hormonales", afirma a Buzzfeed Jennifer Berman, uróloga y experta en salud sexual femenina.

Nos hace ser menos precavidos

Esto, además de una conclusión intuitiva es una relación con bastante evidencia científica. Si no podemos pensar con claridad resulta más fácil que desaparezcan de la ecuación los métodos anticonceptivos, como los preservativos. Un estudio del Instituto de Investigación sobre Adicciones (RIA) de la Universidad de Buffalo (EE.UU.) encontró un vínculo entre el consumo de bebidas energéticas con cafeína mezcladas con alcohol y el sexo casual de riesgo entre adultos en edad universitaria. Los estudiantes que consumieron alcohol mezclado con bebidas energéticas (AmEDs) reportaron con más frecuencia un contagio de una ETS durante su encuentro sexual más reciente.

Algún tiempo después, investigadores de la Universidad de Florida Health (EE.UU.) confirmaban esta relación al revelar que aumentar los impuestos estatales al alcohol podría ayudar a prevenir infecciones de transmisión sexual, como la gonorrea. Según contaban, las tasas de gonorrea disminuyeron en Maryland un 24% después de que el estado aumentó su impuesto a las ventas de alcohol en 2011.

Puede afectar de por vida

El alcohol aumenta los niveles de azúcar en la sangre, y es el factor principal en el desarrollo de enfermedades cardíacas, y un buen funcionamiento sexual necesita una buena circulación. “Si las arterias se obstruyen con placas, afecta la corriente sanguínea que va al corazón, pero también la que se dirige al pene y el tejido del complejo clitoridiano, lo que puede tener un efecto duradero en la vida sexual”, indica Berman.

¿Y qué pasa con la marihuana?

Los estudios son menos pero también parecen más amables. Un trabajo publicado en Archives of Sexual Behavior por investigadores afiliados al Centro para el Uso de Drogas y la Investigación del VIH de la Universidad de Nueva York (CDUHR), comparó experiencias sexuales autoinformadas relacionadas con el consumo de alcohol y marihuana de 24 adultos (12 hombres y 12 mujeres, todos ellos autoidentificados como heterosexuales y VIH-negativos). En comparación con la marihuana, el consumo de alcohol se asoció con una mayor actividad sexual con desconocidos, pero también con mayores tasas de arrepentimiento posterior al sexo.

Con información de N+1

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