Cómo Trump ganó la presidencia saltándose todas las reglas del manual básico de campaña
* A todo lo largo de la competencia con Hillary Clinton, el presidente electo se ufanó de hacer las cosas a su manera y no prestar mucha atención a lo que se considera la gestión normal de una campaña presidencial.
Donald Trump ganó la presidencia de Estados Unidos siguiendo una estrategia totalmente heterodoxa que ha dejado a los expertos en campañas electorales rascándose la cabeza.
Le habían acusado de tener la peor campaña de la historia reciente, de descuidar aspectos básicos como el gasto en anuncios de televisión, la apertura de oficinas o la contratación de estrategas experimentados. Pero el candidato republicano a la presidencia demostró que es posible ganar de otra forma.
Trump estaba haciendo todo lo que no debía hacerse si quería tener una operación exitosa, empezando por no tener una estrategia para seducir a las minorías, sobre todo los hispanos, un grupo que tras la derrota de 2012 los republicanos prometieron cortejar.
La campaña misma tuvo problemas de organizacion y tres directores en menos de 4 meses, cosa que confabulaba contra la aplicación de una estrategia victoriosa.
Para mayor complicación, durante algún tiempo se dio el caso de que el nominado no contaba con el total respaldo del partido y su maquinaria de movilización de electores. El candidato no contaba con la organización mínima necesaria para llevar adelante una campaña en forma. O al menos eso era todo lo que se decía entre veteranos de esas lides.
Clinton "sin energía"
Lo de Trump fueron los mítines gigantescos, el altavoz gratuito de Twitter y una atención mediática desproporcionada que le facilitó promever su mensaje.
La madrugada del martes 9 de noviembre, después del discurso de victoria del presidente electo, su jefa de campaña, Kellyane Conway, explicaba la fórmula del éxito a los reporteros.
"Nos dimos cuenta de que las multitudes importan y aparecer en los estados de batalla importa y recibir cobertura mediática local importa a la gente que vota en ese estado", decía Conway.
A sus 70 años, Trump siguió un ritmo de eventos extenuante para cualquier otro candidato. En los últimos dos días de campaña dio cinco mítines en cinco estados distintos cada uno de los días.
En comparación, Hillary Clinton organizó muchos menos presentaciones a lo largo de la campaña. La candidata a veces desapareció de vista durante varios días, como en las jornadas previas a los tres debates.
Mientras ella dedicaba arduas jornadas de preparación a esos encuentros, el republicano ignoraba por completo los consejos de asesores y obviaba las tradicionales sesiones de simulacro. De hecho, el consenso de los conocedores y las encuestas, esos estudios tan desprestigiados hoy justamente por el triunfo republicano, indicaban que ella ganó los tres careos.
Con información de Univisión Noticias
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