El modelo chino-vietnamita
El modelo chino-vietnamita
Alejandro Mario
Fonseca
La situación de
Michoacán, un estado rico en recursos primarios, pero pobre debido a los
cacicazgos, la corrupción política y el narco poder; me ha llevado a
reflexionar sobre los modelos de desarrollo que exitosamente han seguido países
similares.
El éxito no está
solamente en el crecimiento económico, lo que se refleja en el Producto Interno
Bruto. En México estamos terminando 2025 con un PIB prácticamente de cero, sin
embargo, el bienestar social se está incrementando, además 12 millones de
mexicanos salieron de la pobreza. ¿Qué paradoja? Y es que el PIB no es el único
indicador del desarrollo de un país.
Pensemos en Cuba, son
11.5 millones de cubanos, de seres humanos con una esperanza de vida de 79
años, con una alfabetización del 100% y con un desempleo del 3.2%. Gastan el
12.8% de su Producto Interno Bruto en educación y su sistema de salud es uno de
los más exitosos del mundo. Su índice de desarrollo humano es de 0.769 (de
1.0). No es poca cosa. Sí, son “pobres” pero viven “bien”.
Me hago esta
reflexión basándome en un ensayo de Carmelo Mesa-Lago, ¿Tiene solución la crisis económica de Cuba? en la que el
prestigiado maestro de la Universidad de Pittsburgh se pregunta sobre el futuro
de Cuba ante la debacle venezolana y los embates de Donald Trump. (Cfr. Letras Libres, octubre 2019).
La crisis cubana
data de la década de los años 90 cuando desapareció la Unión Soviética y la
isla fue abandonada a su suerte: el Producto Interno Bruto (PIB) de Cuba cayó
35%. Y ya en año 2000 Venezuela entraría al quite.
Y aquí viene lo más
interesante del ensayo de Carmelo Mesa-Lago, la alternativa más viable para los dirigentes cubanos sería seguir las
exitosas políticas de China y Vietnam, países que aplican un “socialismo de
mercado”, bajo el gobierno del partido comunista.
Ambos, China y
Vietnam, sufrían hambrunas periódicas que causaban millones de muertos y ahora
son autosuficientes en alimentos. ¿Cómo le hicieron?
En los dos países asiáticos, el sector privado prevalece en la
agricultura. Los contratos del gobierno con los campesinos son por cincuenta
años o por tiempo indefinido, lo que estimula la confianza, el esfuerzo y la
inversión.
La clave está en que
China y Vietnam incentivan la inversión privada en agricultura, dándole
libertad a los granjeros para decidir qué sembrar, a quién vender y fijar los
precios por la oferta y la demanda.
Así que en estos
países la combinación del control estatal con una agricultura privada “libre”
se ha traducido en un exitoso modelo mundial para enfrentar la escasez de
alimentos y las hambrunas.
Hoy en día Vietnam
es el segundo exportador mundial de arroz y entre otros países abastece también
a Cuba con 250 mil toneladas al año.
Ante la situación desesperada a la que los políticos cubanos se están
enfrentando, el modelo oriental de socialismo
de mercado se antoja como la única salida.
La austeridad como ventaja competitiva
Pero los cubanos
cuentan con otra ventaja, son un pueblo unido que sabe vivir en la austeridad,
en la pobreza. Si algo han aprendido durante el medio siglo que llevan
sometidos a un régimen centralista, con todos sus defectos, es a vivir con lo
más indispensable.
Desde la óptica del american way of life, que de vida,
libertad y felicidad (según la declaración de independencia de 1776), degeneró
hacia el consumismo desenfrenado, la situación de crisis de los cubanos resulta
escalofriante.
Pero en realidad se
trata de un pueblo sano y bien educado que ha desarrollado la virtud de saber vivir con poco.
El modelo de socialismo de mercado en un país como
Cuba, con un poder político centralizado, fuerte y respetado; que ha
desarrollado una ventaja competitiva sui
generis como lo es la del consumo moderado y bajo, de su población; se
presenta como una alternativa de enormes expectativas.
Y no sólo para los
cubanos, sino para muchos otros países, como México, que se están atreviendo a
superar la etapa neoliberal. Y sí a esto le sumamos la crisis climática ya en
ciernes, el modelo de socialismo de
mercado resulta más que necesario, inminente.

No hay comentarios.