Se fabrican en la BUAP nanofibras para remover metales pesados en agua
El objetivo es garantizar a la población agua limpia y con ello resolver un problema de salud pública.
Para atender
problemas urgentes en materia de salud pública, investigadores y estudiantes de
la Facultad de Ciencias Físico Matemáticas (FCFM), así como de otras unidades
académicas de la BUAP, fabrican y caracterizan nuevos materiales de bajo costo
para la detección y remoción de metales pesados en agua subterránea.
Con ello
buscan garantizar a la población agua libre de contaminantes, ya que muchos de
los pozos alimentados por la cuenca del río Atoyac exceden los límites
permitidos de concentración de metales y metaloides, como arsénico, plomo y
mercurio, los cuales se acumulan en depósitos de agua y desencadenan problemas
de salud.
La doctora
Claudia Mendoza Barrera, responsable de esta investigación, explicó que se
elaboran membranas a partir de nanofibras obtenidas por la técnica de
electrohilado, cuyo grosor es 40 veces menor al de un cabello humano y se
fabrican empleando como base quitosano. Además, son bicapa (tipo
coraza-núcleo), de tal forma que en el exterior está el quitosano y en el
interior otro polímero que tampoco es tóxico.
Los
materiales a base de nanofibras tienen diversas aplicaciones, como textiles
inteligentes, purificación de aire y agua, almacenamiento de energía y
liberación controlada de medicamentos, por mencionar algunas.
En cuanto a
los compuestos utilizados, la también titular del Laboratorio de
Nanobiotecnología de la FCFM indicó que el quitosano se obtiene del caparazón
de crustáceos, insectos y algunos hongos, lo cual permite dar un segundo uso a
estos desperdicios. Asimismo, tiene una alta compatibilidad con células vivas,
se emplea como fungicida o antibacterial y su estructura química posibilita anclar
iones metálicos.
La membrana
en cuestión es del tamaño del diámetro de una caja de Petri, alrededor de 10
centímetros. Una de las ventajas de esta tecnología es su posibilidad de ser
escalable a nivel industrial. “Somos capaces de obtener membranas de 27
centímetros de largo y 15 centímetros de ancho”.
Los
investigadores realizarán pruebas de laboratorio a las membranas obtenidas para
comprobar cómo absorben el agua; medirán su respuesta mecánica, composición,
temperaturas de trabajo, captación de metales pesados, tiempo de absorción, así
como su comportamiento en estudios estáticos y dinámicos de absorción de
metales pesados.
Claudia
Mendoza Barrera, doctora en Ciencias, en la Especialidad de Física, por el
Centro de Investigación y de Estudios Avanzados del Instituto Politécnico
Nacional, comentó: “Se hacen diversas caracterizaciones para saber si tenemos
los componentes, terminales reactivos y propiedades mecánicas y térmicas
adecuadas; así como para conocer detalladamente su ciclo de vida”.
Una vez conocido
lo anterior, “se emplea la membrana para retener metales pesados, se retira, se
lava químicamente y se repite el proceso para ver si la segunda vez funciona
igual o pierde capacidad de absorción. Nos interesa que tengan varios ciclos de
vida”, refirió.
El equipo de
trabajo está conformado por los doctores Claudia Mendoza Barrera, Víctor Manuel
Altuzar Aguilar y Severino Muñoz Aguirre, de la FCFM; Efraín Rubio Rosas, de la
Dirección de Innovación y Transferencia de Conocimiento; y los estudiantes Josué
F. Perzábal Domínguez, del Doctorado en Ingeniería Química, y Emmanuel Tamariz
López, de la Maestría en Física Aplicada. Así también, el egresado de la
Licenciatura en Física Aplicada, Luis Hoyos Lima, y los tesistas de esta
carrera, Alfredo Zamora García y Luis F. Hernández de la Rosa.
Además de formar recursos humanos, generar conocimiento, patentes y artículos científicos, con este proyecto los investigadores aportan a la generación de materiales de bajo costo para remediación de contaminantes, los cuales son urgentes en materia de salud pública.
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