El mundo anterior a 2020 ya no existe
SIN LÍMITES
El mundo
anterior a 2020 ya no existe
Ocho cambios
que el planeta necesita para aprender a vivir con el Covid-19
Por Raúl
Torres Salmerón
Cada vez son
más las personas que piden la vuelta a la normalidad y con la disminución de
Ómicron, los gobiernos están empezando a actuar. Reino Unido, por ejemplo, está
eliminando sus medidas de salud pública, incluido el autoaislamiento
obligatorio de los casos de Covid-19 y las pruebas gratuitas.
Sin embargo,
la verdad ineludible es que, a menos que el virus mute a una forma más leve, la
vida "normal" a la que estamos regresando será en promedio más corta
y más enferma que antes. Se ha sumado una nueva e importante enfermedad a la
población.
El Covid-19 a
menudo se compara con la gripe, como si agregarle una carga equivalente a una
población estuviera bien, pero no lo está. De hecho, el Covid-19 ha sido y es
peor.
La tasa de
mortalidad por infección de coronavirus, la proporción de personas que mueren
una vez que la contraen, fue al inicio de la pandemia unas 10 veces mayor que
la gripe. Desde entonces, los tratamientos, las vacunas y las infecciones
previas han reducido la tasa de mortalidad, pero aún es casi el doble que la
gripe y esto sigue siendo válido para Ómicron.
Además, que
el virus sea mucho más transmisible empeora su impacto. También tiene un efecto
a largo plazo similar o peor en el corazón, los pulmones y la salud mental que
otras enfermedades respiratorias y una tasa más alta de síntomas a largo plazo.
Las vacunas
han sido increíblemente efectivas para reducir las enfermedades graves y la
muerte, pero no son perfectas. Las nuevas variantes han puesto a prueba las
defensas de las vacunas y la protección contra infecciones y disminuyen después
de unos meses.
Si bien es
poco probable que se pierdan toda la protección contra males graves y mortales,
el regreso a la normalidad que se
intenta en países como Reino Unido, Dinamarca y Noruega hará que muchas
personas enfrenten infecciones repetidas de Covid-19 en los próximos años. La
gran mayoría se las arreglará, pero unos morirán y otros quedarán con problemas
de salud duraderos.
Muchas
personas con enfermedades leves seguirán necesitando ausentarse del trabajo o
estudiar y como hemos visto con Ómicron, los efectos agregados pueden ser muy
perjudiciales. En resumen, el mundo anterior a 2020 ya no existe, es posible
que se quiera regresar, pero simplemente no existe.
Aquí hay ocho
cambios clave que pueden reducir el impacto futuro del Covid-19:
1. Estar al
aire libre es muy seguro. El aire de los interiores debe parecerse lo más
posible al de fuera. Eso implica una gran inversión en infraestructura para
mejorar la ventilación, filtrar y limpiar el aire. No es sencillo, pero tampoco
lo era llevar agua limpia y electricidad a todos los hogares. Se sabe cómo
hacerlo y será efectivo contra cualquier variante futura y cualquier enfermedad
de transmisión aérea.
2. Las
vacunas siguen siendo cruciales. Necesitamos vacunar al mundo lo antes posible
para salvar vidas y frenar la aparición de nuevas variantes. Se debe trabajar
para tener vacunas cuya protección sea duradera y ante más variantes.
3. Se ha
aprendido que actuar cuanto antes es crucial para contener los brotes y
prevenir la propagación. Por lo tanto, se debe invertir en la vigilancia global
de nuevas variantes del coronavirus y de otras nuevas enfermedades infecciosas.
4. La mayoría
de los países ya cuentan con vigilancia de rutina para enfermedades infecciosas
graves, como la gripe y el sarampión, además de planes para mitigar su impacto.
Las naciones deben sumar la vigilancia permanente de las tasas de infección por
Covid-19 a los programas existentes, para realizar un seguimiento de cuánto
circula el virus, dónde y en qué comunidades.
5. Todavía se
sabe muy poco sobre el impacto a largo plazo del Covid-19, aunque puede causar
daños duraderos en los órganos y provocar una enfermedad prolongada. Se
necesita invertir en comprender, prevenir y tratar ese impacto.
6. Muchos
sistemas de salud tenían problemas antes de la llegada del virus y desde
entonces la pandemia ha reducido aún más su resiliencia. Se necesita con
urgencia invertir en sistemas de salud, en las temporadas de invierno, cuando
la carga adicional del virus se sentirá con mayor intensidad.
7. El Covid
ha golpeado con más fuerza a los más desfavorecidos. Los que menos pueden
permitirse el autoaislamiento, también tienen más probabilidades de trabajar
fuera del hogar, usar el transporte público y vivir en casas superpobladas,
todos son factores de riesgo para contraer el virus. Los gobiernos deben
invertir más en la reducción de las desigualdades en salud, vivienda, lugares
de trabajo, pagos por enfermedad y educación. Eso hará a todos más resistentes
a futuros brotes, reducirá la mala salud y la muerte.
8.
Finalmente, aún habrá olas de Covid-19 en el futuro, simplemente reducirá su
frecuencia y escala y se necesita un plan. Los buenos sistemas nacionales de
vigilancia deberán identificar un brote, verificar la inmunidad y aislar el
contagio. Una respuesta podría ser la intensificación de las pruebas, la
reintroducción de mascarillas y trabajar desde casa cuando sea posible. Todos
los planes deben evitar bloqueos prolongados y generalizados.
En
conclusión, negarse a aprender a vivir con Covid-19 y fingir que existe la
vieja normalidad, aumenta el riesgo de futuras cuarentenas. Es necesario pasar
de las etapas de negación y enojo del duelo y aceptar que el mundo ahora es
diferente.
Solo así se
podrá tomar el control y construir una forma de vida que esté diseñada para
convivir con el virus de manera que permita a todos, incluidos los clínicamente
vulnerables, llevar una vida más libre y saludable.
Lo anterior
fue escrito por Christina Pagel, Profesora y Directora de la Unidad de
Investigación Operativa Clínica de la University College London (UCL). Esta
información apareció con fecha 5 de marzo de 2022, originalmente en The
Conversation, un portal donde hay colaboración entre académicos y periodistas,
una editorial líder mundial de noticias y análisis basados en la
investigación.
The
Conversation se fundó en Melbourne, Australia, en 2011 y funciona como una red
global de sitios con equipos que trabajan en Australia, Estados Unidos, Reino Unido, Francia , África , Indonesia , España y Canadá.
En fin, como
escribió Alfonsina Storni (Suiza-Argentina, 1892-1938), en su poema Agrio Está
el Mundo:
Agrio está el
mundo
inmaduro,
detenido;
sus bosques
florecen
puntas de acero;
suben las
viejas tumbas
a la
superficie;
el agua de
los mares
acuna
casas de
espanto.
raultorress@hotmail.com
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